Habían pasado dos años desde el viaje a Meknos III y Jason Bedford era el astronauta más famoso y mejor pagado de todo Estados Unidos. La vacuna que había entregado al planeta asignado, pudo salvar a los meknosianos de Prigsta, una enfermedad mortal para niños y ancianos. Los meknosianos tuvieron que darle, en forma de agradecimiento, cinco piedras preciosas traídas de Trepsti II llamadas Trepstita.
A pesar de tener mucho dinero, canjeó cuatro de las cinco Trepstitas que tenía en distintas ocasiones, ganando un millón de dólares por cada una.
Su ambición alcanzó límites inimaginables cuando decidió realizar una expedición a Trepsti II para conseguir más de las piedras preciosas que canjeaba por dinero. Tardó un año en llegar al esperado planeta. Los trepstianos lo recibieron con regalos y un banquete gigante, pero nada de eso le importó.
-¿Dónde puedo conseguir Trepstitas?- preguntó Bedford de manera cortante.
Los trepstianos bajaron la cabeza y Jason los miró confundido.
-No podemos decirle señor, discúlpeme.- respondió uno de los trepstianos con tristeza. -Este año, la Trepstita madre no dio cien Trepstitas como todos los años, sino que aumentó su poder y no dio ni una sola piedra preciosa.
-¡Entonces iré a buscar la Trepstita madre!- anunció Bedford mientras corría en busca de lo que los habitantes de Trepsti II no le otorgaban.
-¡No, señor, por favor!- gritaban los trepstianos.
Bedford caminó por lo que parecieron días, hasta que encontró la Trepstita madre en lo profundo de una cueva en la montaña más alta. Era la piedra más hermosa que había visto. Era celeste con tonos de azul y blanco, pero lo más llamativo era la sutil luz que emanaba. Se sentía atraído a ella. Poco a poco, fue acercándose a esa piedra que lo llamaba. Al tocar la Trepstita madre, sintió como un poder sobrenatural corría por sus venas. Comenzó a desesperarse cuando vio que su cuerpo se transformaba poco a poco en la piedra que deseaba canjear por dinero.
Con la ayuda de sus antiguos rivales, los trepstianos, los meknosianos guiaron a Jason Bedford a su muerte por asesinar un indefenso gato.
FIN
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